jueves, 25 de marzo de 2010

Relato de Francisco Liébana León, ganador del concurso "Solidaridad en las Letras"

Érase una vez un niño llamado Alfredo, muy bueno y cariñoso con todos, sobre todo con sus padres y hermanos. Todos decían de él que era algo especial, debido a su gran corazón.

Todos los días pensaba en cómo poder ayudar a los demás, todo lo que sus padres le daban de dinero, no lo gastaba y lo ahorraba en su cartilla de ahorros para poder reunirlo a final de mes y mandarlo a los países pobres, para poder vacunar a muchos niños.

Sus amigos le preguntaban:

- ¿Alfredo, no sales de paseo con nosotros?
El contestaba:
- No, no me apetece, además tengo que hacer deberes y estudiar
Ellos insistían:
- Todos hacemos deberes y estudiamos, pero también tenemos tiempo para salir un poco.

Él no quería decir que no tenía dinero para tomarse nada, pues los fines de semana todos los amigos iban a la pizzería. Pero para Alfredo esto no era ningún sacrificio, pues él lo hacía con gusto.

El padre de Alfredo era médico y pertenecía a una O.N.G. Todos los veranos en el mes de Agosto, viajaba a los países pobres para operar a muchos mayores y niños

Su padre se sacrificaba y en lugar de irse de vacaciones a la playa, se iba a trabajar de día y de noche a estos lugares. Su madre estaba de acuerdo, ella prefería esto a irse de vacaciones.

Alfredo había visto esto siempre en su casa y él estaba tan solidarizado con estas personas, que tampoco le importaba perderse las vacaciones.

Ya ha llegado Septiembre y su padre ha vuelto, eso sí, un poco desmejorado del trabajo realizado, pero sin embargo muy satisfecho.

El padre, D. Juan, pues así se llamaba, ha contado a Alfredo que se ha hecho muy amigo de un niño de su edad, es decir 13 años, llamado Julián María, el cual estaba muy enfermo, pero que se ha curado, y le ha hablado de Alfredo.

Su padre ha prometido llevarlo a Angola para verlo y que se conozcan los dos niños.

Alfredo está deseando que llegue otra vez el mes de Agosto para viajar con su padre. ¡No se podía creer lo que su padre le estaba diciendo!

Ya ha llegado Agosto y su padre va a cumplir con lo prometido. Alfredo va a viajar con él.



Su madre está un poco preocupada, ha advertido mucho a su padre para que tenga mucho cuidado de él, pues viajar a un país subdesarrollado es un poco preocupante.

Ya han llegado a Angola, D. Juan ha llevado a Alfredo a casa de Julián María. Alfredo ha pensado en silencio, “¡qué casa más extraña!” Se asombró al ver lo distinta que era a la suya, con tantas comodidades y con tan pocas como había allí.

Julián María al verlo, se puso muy contento y preguntó:

- ¿Tú eres Alfredo?
- Sí, yo soy. Contestó.
- ¿Quieres quedarte en mi casa? Dijo Julián María.
- Por supuesto, si tú me invitas.

La madre de Julián María pidió al doctor que se quedara allí Alfredo todo el tiempo que él estuviera trabajando, que ella lo iba a cuidar muy bien. El doctor agradeció con gusto el gesto y aceptó.

Los dos niños se hicieron muy amigos, jugaban a juegos que ellos mismos elaboraban. ¡Qué distinto era todo! Uno de esos juegos era unos alambres que enrollaban dándole forma de circulo y los lanzaban al aire para ver cual subía más alto, hacer un balón con trozos de tela prensados y estos lo envolvían en una bolsa y otros muchos más.

Pero para Alfredo este mes sería inolvidable. ¡Cómo con tan poco se podía ser tan feliz!, y que gran corazón tenía toda esa gente, con la que convivió tantos días, aunque para él los días se pasaron volando.

Nunca olvidará la amabilidad de esas personas tan pobres pero tan ricas de espíritu, lo divertido que fue todo para él, y con tan pocas cosas como había para entretenerse.

Qué diferente a lo nuestro, que lo tenemos todo y a veces decimos que nos aburrimos, y por eso mismo nos aburrimos, PORQUE LO TENEMOS TODO.

5 comentarios:

  1. Alejandro Medina Gutiérrez25 de marzo de 2010, 0:48

    Francisco este relato me ha gustado mucho cuando Alfredo aorra para los pobres, se aloja en una casa de los pobres , bueno primero viaja un país. Me ha gustado de verdad

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  2. Es una historia muy bonita e interesante , en mi opinion es una historia k se a merecido el premio

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  3. ¡Que bonito!, sigue así y que nadie te cambie esas ideas tan claras que demouestras tener. Seguro que de mayor, eso sí, ayudado de personas que te quieran y orienten bien, serás una gran persona, pues estoy seguro que con lo pequeño que eres ya lo eres.
    ¡Enhorabuena!.
    Soy profesor y me has dejado admirado.

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  4. ¿Quién eres? ¿Javier Infantes?

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  5. que bonito me ha gustado un monton

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